sábado, 30 de abril de 2011

Silencio Administrativo...

Bien, vale. Eso que tu has plasmado de forma tan “original” en tu entrada no es ni más ni menos que el eterno problema: la falta de comunicación. Y de verdad, no quiero hacer sangre Ler, pero es que, por normal general (dejaremos un pequeño margen para esos pocos casos excepcionales de los que alguien ha oído hablar en alguna ocasión) sois de los menos comunicativo y expresivo que existe.

Os cuesta expresar sentimientos y demostrar q estáis bien, sin más. Y eso a nosotras nos genera inseguridad. Y claro, luego pasa lo que pasa… la cabeza de uno va para un lado, la cabeza del otro va para el otro y ya esta el lío montado. Con lo fácil que es decir las cosas, la de comeduras de cabeza (y horas de terapia con amigas) que podríais evitarnos.


Retomando tu ejemplo: hace seis meses que nos vemos.. ¿Qué contesta él?? ¡¡¡NADAAA!!!! ¿Pero tanto cuesta decir algo? ¿De verdad? ¿Tanto? Aunque solo sea para hacernos sentir bien, aunque solo sea para “asentar” bases. ¿Todo hay que dejarlo al Ella ya sabrá o ya se habrá dado cuenta de...? no queremos ninguna parrafada ni toda una declaración de intenciones, nos conformamos, de verdad, con un mínimo, con una sonrisa, con una caricia, con algo que nos haga sentir que no estamos haciendo el tonto y que vamos los dos por el mismo camino.

Vale, que sois los machos y vale que sois simples. Pero es que también vale que nosotras no. Por naturaleza nos gusta analizar las cosas, y nos gusta saber por donde pisamos y cuán firme es nuestro paso. ¿No se puede llegar al término medio? Vale, que esas cosas del tiempo y demás os resbala, vale que no necesitáis todo eso para sentiros a gusto en una relación. Pero nosotras sí. Y no os cuesta tanto hacernos sentir seguras. Además, es por el bien común.

En fin, no pienso enrollarme tanto como tú esta semana, solo decirte dos palabras: Insensibles e Inexpresivos: Eso es lo que sois…

jueves, 21 de abril de 2011

El típico tópico

Es que vosotras cuando os casáis cambias…. Pues mira quién habló.


Este post va dedicado a aquellos hombres que se unen en sagrado matrimonio o, en matrimonio, o simplemente se juntan.
Y cambian, vamos que si cambian.

Y es que luego os quejáis, pero una vez que os vais a vivir con vuestra chica, el mundo ideal al que nos tenías acostumbradas cambia de forma radical. Ganamos un compañero de cama, en efecto. Pero perdemos mucho más…

Perdemos el poco o mucho romanticismo al que nos podías tener acostumbradas. Es como si la guerra la tuvieseis ganada. ¿Qué necesidad de seguir trabajándooslo? ¡Si ya somos valor seguro! Se acaban las citas, los piropos, los detalles, el cariño, las miradas cómplices y la ilusión. Se acabó el “que guapa estás hoy” y los te quieros… y se empieza a resoplar.

Perdemos al amigo. A partir de ese momento, todo son enfrentamientos. Lo que al principio empieza siendo divertido, acaba siendo una guerra abierta: Recoge el baño, la lavadora existe (y no funciona sola), en la nevera cabe mucho más que cerveza, las cosas no se compran solas… y un laaargo etcétera. Y de verdad, no lo decimos por joder, es que si no lo haceis vosotros, nos toca hacerlo a nosotras, también.

Porque no pedimos tanto, de verdad.. Solo queremos un poco de “ayuda”, co-responsabilidad, no tener que comernos nosotras todo el marrón de una casa… También nos gusta llegar y tirarnos en el sofá, ¡Por supuesto! Pero es que si dejamos la casa en vuestras manos, si cogemos vuestro ritmo, llegaría el día en el que sanidad vendría a desalojarnos.

Y los que vivís solos pensareis: si claro, si yo me lo hago todo, y tengo mi casita tan arreglada, y es cierto, pero por eso, por que estáis solos y no tenéis más remedio que hacerlo. Pero una vez que se os abre la posibilidad de pasarle el marrón a otra, ni lo dudáis: para que lo voy yo a pasar la aspiradora, si fijo que ella en cuanto llegue la pasa, la cama que la haga ella, que se ha levantado después, ¿la fregona?? ¡¡Eso tiene que ser cosa del diaabloo!!

Y os dejáis, un montóon. Y no sois conscientes… Engordáis, igual que podemos engordar nosotras, dejais de cuidaros en esos pequeños detalles que nosotras sabemos apreciar. Los fines de semana sin plan sois capaces de pasároslo tirados en el sofá, con una mano en el mando y otra en consabida parte… ahí. Sin pasar por la ducha, sin pisar la calle, sin levantar la mirada, Ahí, con las manos ocupadas y un ahoraaa voy en la boca. Ahí, tan descansaditos…. Mientras nosotras nos matamos por vivir de forma salubre. Y luego claro… queremos fiesta y nos queréis con buena cara y a vuestra disposición.

En fin… os quejáis muchas veces de que nos volvemos “madres” cuando iniciamos convivencia con vosotros, pero es que no os dais cuenta de que vosotros os volvéis “hijos”, a los que hay que decirles las cosas. No tenéis esa visión del para bien y para mal que supone convivir.

Y nosotras no cambiamos… simplemente, nos quemamos.

PS. Cariño, no te preocupes, que YOOO cuelgo el cuadro!!
(un mes después)… es que me falta una broca especial por que esta pared tieeene…
(tres meses después)… si ya tengo la broca! Pero es que este taco es muy malo. Y no va, no va.
(seis meses después)… Tu piensa cielo, vete pensando dónde quieres que lo ponga.

(Dos años después) Oye cariño, aquí quedaría de puta madre un cuadro.

Y al que me diga que esto no es así, ¡le quito el mando!



El tópico típico

¡Ay! Querida Ash, en qué jardín te has metido hoy. Dice un refrán español, que en esto de la vida es más fiable que la Wikipedia, “La mujer se casa creyendo que el hombre cambiará. El hombre se casa creyendo que la mujer no cambiará. Ambos se equivocan”.

Dices que nosotros cambiamos. ¿De verdad lo crees? Yo no conozco muchos novios a los que les encante ir a Ikea a pasarse 5 horas viendo sofás, ni tengo muchos amigos que vivan solos y se mueran por colgar un cuadro en su salón. El problema es, como te decía al principio, que no cambiamos. Y eso no lo lleváis muy bien.

Estoy cansado de oíros eso de que el hombre es más simple que un botijo, y efectivamente tenéis razón. Somos sencillos, primarios, incapaces de hacer dos cosas a la vez, nos encanta vivir despreocupados, el día a día, pero somos así antes y después de casarnos o convivir con alguien.

En esto de la convivencia el tema está precisamente en saber convivir. Vosotras tenéis unos conceptos preclaros de cómo debe ser una relación. Y lo que se salga de ahí hay que cambiarlo. Y claro, os pegáis de morros con la realidad. Quizá sea por tanta película de Disney y príncipes azules.

¿Colgar un cuadro en el salón? Me gustaría saber cuándo se decidió en conjunto que se quería un cuadro en ese salón, me gustaría saber cuándo he participado en la discusión en la que se decidió que había que ir “ahora” a comprar. No se puede establecer una relación sólo en base a los principios vitales de uno de los dos. Eso no es una relación de iguales, eso, como tú bien dices, se convierte en una relación madre-hijo.

Y es que tú misma te delatas cuando dices “solo pedimos un poco de ayuda”. Queréis un poco de ayuda para construir el hogar con el que habíais soñado desde pequeñas. Pero sabes lo que pasa, que ése no es sólo tu hogar, también lo es de tu pareja. Él también tiene un hogar imaginado. Y tiene el mismo derecho. Ni más, ni menos.

Creo que en el fondo existe un conflicto de prioridades. Creéis que no hacemos tareas domésticas porque sabemos que luego vosotras las haréis. Ése el error de base. Eso no es así. No lo hacemos porque para nosotros eso no tiene ninguna importancia, en nuestra lista de cosas importantes no aparece, y en la lista de cosas sin importancia está de las últimas. Y es más, preferiríamos que no las hicierais vosotras, que os sentarais a leer un libro, a descansar o a disfrutar de vuestra afición preferida. Y no, no nos comería la mierda, ni tendría que venir sanidad. Simplemente no se harían las cosas cuando vosotras tenéis clarísimo que deben hacerse, no estaría la casa lo inmaculada que a vosotras os gustaría, pero nada más, repito, nada más.

Decía Dave Muerer “Un matrimonio excepcional no se da cuando se casa una "pareja perfecta". Se da cuando una pareja imperfecta aprende a disfrutar sus diferencias.” Hombre y mujer estamos condenados a relacionarnos, a convivir, pero si de verdad queréis que eso funcione, no intentéis convertirnos en vosotras, dejadnos ser nosotros.

viernes, 15 de abril de 2011

A por eeeellooos!!!

Hola Ler..

Te estás haciendo viejo si, y de los paranoicos. Vamos a ver… las cosas claras: si por cada doscientos tíos babosos que tenemos que aguantar nosotras cuando salimos de marcha, os toca tragaros a cien tías …. Os aguantáis. Eso para empezar. Que ni todas vamos tan a la desesperada como tú dices, ni todos los tíos sois unos santos.

Además, ¿sabes que te digo? Que ¡OLÉEEEEE por las mujeres que toman las riendas! ¡Claro que síii! Si le gusta algien, ¿Qué necesidad de pasarse la noche esperando a ver, si se decide?.. Jolines, te quitas la duda de encima en un momento… y ¿sabes que más? Que OLÉEEE, por las mujeres que disfrutan libremente de su sexualidad! Y OLÉEEE por aquel que lo aproveche con ella.. Es que sois im- presionantes… de verdad.

Y encima vas y pones una foto de crepúsculo!! Jajajaja que romáaantico... Por cierto, ¿la has visto? Porque claro, vosotros sois así, sois LOS DUROS, con mayúsculas. Sois duros por naturaleza e incapaces de compartir una hora y media romántica con vuestra chica. Eso sí, el fútbol es condición sine qua non.

Tenéis sentimientos y corazón a vuestra forma dices…jajajaja. ¡¡Esa si que es buena!! Por favor, especifica. ¿Qué forma es esa? ¿Está definida en algún lado? Algo de abstracta tiene fijo, si es que es definible.

Lo de que a los hombres os gusta ser cazadores... Efectivamente, debo darte la razón. Hoy te cazo a ti, mañana a ti, pasado a ti… Chicas, eso si, nosotras ahí, en el Pub tan monas, en plan muestra, para que ellos puedan elegir y no se sientan cohibidos en su acecho…

Porque ese es el problema: que si pierden el control de la situación se cohíben. Se vuelven inseguros, y eso les mata y les anula. Y ese es lo que en el fondo os fastidia, la inseguridad que os genera perder ese rol de hombre “activo”.

Para terminar, te diré que el hombre caza, si, animales. Gracias por tu sensibilidad. Mal has empezando empleando este término para referirte al acto de ligar, o coquetear, o relacionarse, o conocerse. Ahí has demostrado lo que somos para vosotros: TROFEOS.

Y sinceramente, no creo que todo esto tenga nada que ver con la igualdad..

jueves, 14 de abril de 2011

Cazadores cazados

Hola Ash,

El otro día organizamos una cena de antiguos alumnos del colegio (una de esas impagables ventajas que tienen las redes sociales) y tras dar cuenta de las viandas y la pertinente sobremesa recordando viejas anécdotas nadie dudó que el evento acabaría en la zona de marcha de moda.

¿Y sabes lo que te digo? Que me estoy haciendo viejo. ¡Cómo ha cambiado el cuento! No es que yo salga mucho de mi cueva, pero la última vez que visité esos lugares el hombre aún seguía siendo el cazador y la mujer la “presa”. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré inmerso en una marea humana en la que las mujeres eran los hombres y los hombres, las mujeres.




Ya sé que se lleva ahora eso de la igualdad y que hay que eliminar las diferencias entre sexos, pero esto ya se pasa de castaño a oscuro. Y creo que en esto os equivocáis, soy partidario de la igualdad, de que no haya discriminación y que todos tengamos las mismas oportunidades, pero erráis de lleno al confundir eso con querer que todos (hombres y mujeres) seamos iguales.

La mujer atrae al hombre por… ser mujer, femenina, nos gusta ese rol (aunque sea ficticio) de protectores, nos gusta ser los “cazadores” (vale, vale, aunque todos sepamos ya a estas alturas que si cazamos algo es porque vosotras nos dejáis), ser los brutos y atrevidos del tándem, los que acechan. Eso no quita para que tengamos sentimientos y corazón pero a nuestra forma, como estos hombres rellenos.

Y es más, creo que a vosotras también os gustamos por eso.

No creo que os gustara que ahora los hombres empezáramos a ser más sensibles que vosotras, que nos encantara estar horas sentados hablando de la vida y nos convirtiéramos en una más de vuestras amigas.

No, aunque me esté haciendo viejo, sigo creyendo que existían cosas que estaban bien como estaban. Habéis comenzado una carrera hacia la igualdad que aplaudo y de la que participo pero creo que en algunos temas no habéis sabido frenar a tiempo y se os ha ido el asunto de las manos.

Hacednos y haceos el favor, sólo en esto, seguid siendo mujeres y dejadnos ser a nosotros los hombres. Todos saldremos ganando… Hombres del mundo, si leéis esto… ¿no estáis de acuerdo? ¿No os ha pasado algo parecido nunca? ¡Alcemos la voz!

viernes, 8 de abril de 2011

¿Y qué?


Hola Les,

Antes de empezar a leerte déjame que te aclare una cosa… ¡Estoy un poco harta de tantas prohibiciones! El tabaco, la velocidad, que si cinturones, que si cascos, que si nada de móviles, ufff… y ahora quieres que hablemos de los botellones.


¿Sabes lo que te digo? Que me parece muy bien. Me parece estupendo que los jóvenes se reúnan para charlar, y si pueden, se tomen lo que les apetezca donde les apetezca. Y no me digas ahora que es que arman follón o que dejan todo perdido por el suelo. Prohibir los botellones por eso es como prohibir a alguien que compre un tenedor porque luego se lo puede clavar a otro. Cada cosa en su momento.


Hemos llegado a un punto en el que se prohíben las cosas no porque estén mal sino porque se supone que se hará un mal uso de ellas y eso no se sostiene ni por una mente tan analítica como la tuya. Supongo que sabrás que has pagado un canon por tu disco duro, ése que ahora mismo estás usando para escribir tu entrada, no por nada, sino porque ya “se sabe” que vas a tener cosas pirateadas en él (por cierto, como espero que al menos en esto me darás la razón aquí puedes empezar a movilizarte).


Es que estamos en un país de locos. Yo llevo fatal eso de la doble moral al estilo americano que estamos empezando a adoptar como propia. Las fiestas de los San Fermines y las hogueras de San Juan están bien vistas, y que baje Dios y lo vea si eso no son dos macromegabotellones, pero que yo me junte con unos amigos a tomar dos cervezas en un parking es una monstruosidad y hay que prohibirlo.


Dejemos que nuestros jóvenes y no tan jóvenes salgan, se diviertan, se junten con quien quieran y donde quieran, que beban lo que quieran y si hay alguno que molesta o que ensucia deliberadamente la vía pública pues apliquemos las normas que ya existen, pero ¡diablos! que nos dejen en paz.


¿Quieres acabar con los botellones? Perfecto, pero en vez de prohibirlos por qué no intentas promover que los locales de copas no se dediquen a dar garrafón o a pedir precios desorbitados por las consumiciones. Nuestros jóvenes no están en la calle porque les parezca un sitio extraordinario sino porque poco a poco les hemos empujado a estar allí.


Sí, los jóvenes hacen botellones… ¿Y qué?

Pero mira cómo beben...

Y no son precisamente peces, ni estamos en navidad. Estamos en un fin de semana cualquiera, en un parque cualquiera, de una ciudad cualquiera. Y es lo que hay… Jóvenes en edades comprendidas entre los 16 y los 23 años de media, cuyo mayor entretenimiento es juntarse los fines de semana a beber. Parece que después del Parque de Bolas, pocas opciones “sanas” les quedan para entretenerse…


¿Cual es el perfil del participante en botellones?


En principio, la media de edad ronda los 23 años, aunque la mitad de los participantes son menores de edad. Dentro de los menores hay más mujeres que hombres, aunque estas también abandonan antes esta práctica que ellos.


Vamos a catalogar sus efectos en dos partes:


Por un lado se puede hablar del deterioro de la salud pública.


Tenemos una sociedad adolescente y joven, con una tolerancia al alcohol brutal. Lo que conlleva que tengan que beber cada vez más para coger el “punto”: Alcohólicos en potencia. Ash, si pasas por un botellón oirás los gritos ahogados de los hígados pidiendo auxilio, mientras el resto del cuerpo socializa con los allí presentes: - “¡Hola! Soy Juanjo...” -“¡Hola Juanjo! Te queremos Juanjo…”

Y enfermedades, a las que un gran número de la población se enfrentará en un futuro: cirrosis, hepatitis, pancreatitis, obesidad, perdida de capacidad cognoscitiva, desarreglos en el crecimiento (¡¡son adolescentes!!), trastornos mentales, ETS,..

Y ya no es solo el alcohol, es que estos ambientes son el caldo de cultivo perfecto para sembrar nuevas drogas entre la juventud.


Por otro lado, no podemos descuidar la alteración del orden público.

En los botellones hay seguridad…seguridad absoluta de que algo acaba mal. No se puede estar más seguro de algo. Doscientos tíos bebiendo como locos, y no están precisamente sentados en el suelo jugando inocentemente a la botella, ni con música chill out, ni conversando tranquilamente... no.

Están gritando, rompiendo botellas, metiéndose en broncas, insultando al que pasa, meando en todas partes, Intimando en los rincones… Ojito: eso si… el sexo SIIIEEEMPRE con control ( y con cariño Ash, y con cariño..). Control total de todo el que pasa por ahí… como decía la canción de Gabinete: "entre olées y ovaciones y aclamaciones de satisfaccio-óoon…”

Y el día después: levantarse temprano por la mañana (si es que has podido dormir) para dar un paseito y no poder ni respirar de la peste a meado, el tener que andar por encima de cristales, esquivar vomitonas, saltar sobre algún rezagado que ha quedado ¿dormido? ¿Inconsciente?, tirado en el suelo sobre su propia orina. Acaba la noche dejando, además, a chavales ingresados con comas etílicos, heridos y hasta muertos en las broncas.

Y tengo claro que la vida es así, y que por mucho que le digas a un adolescente si quiere beber beberá. Lo que ya me parece aberrante, es que los ayuntamientos habiliten zonas para hacer los botellones… ¿pero en que cabeza cabe?? Está prohibido el consumo de alcohol en la vía pública, pero te hago un botellódromo para que te bebas, tranquilamente, todo lo que quieras. Que absurdo…

Y claro Ash, ahora tú me dirás: “es que el alcohol es muy caro, se pasan tres pueblos en los bares con las copas…” Pues si, es cierto, pero mira, al menos es una forma de limitar el consumo, que no hay mal que por bien no venga…

Porque todo en definitiva se limita a eso: LIMITAR. Entiendo que es la edad de que beban, se diviertan (a su modo) etc.. pero dentro de unos límites.. Que son ampliamente superados los fines de semana y que ni familias ni autoridades han podido frenar. O no han querido..


Yo de todas formas, tengo la esperanza de de que esta moda, al igual que otras que ha habido anteriormente, terminen por pasar..