Buenas tardes Ash,
Hoy quiero hablar de la pequeña Mary Poppins que toda mujer lleváis dentro, y no, no me refiero a la capacidad de tener toda situación bajo control, ni a la de convertir cualquier momento en una aventura maravillosa, lamentablemente no. Me estoy refiriendo a la misteriosa e incomprensible relación con vuestros bolsos.
Siempre me he preguntado aparte de la inevitable función de complemento la utilidad de vuestros bolsos. ¿De verdad es necesario llevar seis kilos de cosas de dudosa utilidad? Analicemos el contenido estándar de un bolso estándar de una mujer estándar:
Llaves de casa, monedero, tabaco, mechero, minibolsito con kit de pinturas, paraguas, otro mechero, copia de las llaves del coche, pinza del pelo, crema de manos, crema antiarrugas caducada, bolígrado, pintalabios, otro mechero, pañuelos, monedas sueltas, cualquier tipo de envoltorio con comida rápida light con sabor a chocolate, enganche de cortina que cogió de casa para cambiar en la tienda y quedó olvidado, juego de llaves originales del coche presuntamente perdidas, otro mechero, espejo, minibote de perfume, agenda llena de números de teléfono, libro pero nunca uno de una edición de bolsillo, amplio y variado surtido de fármacos, la mitad de ellos caducados y sin nombre legible y por supuesto decenas de pequeños objetos inservibles que fueron quedando entre los rincones en cada cambio de bolso...
Que conste que si a vosotras no os molesta estar media hora buscando el móvil cada vez que os llaman, o ante la puerta de vuestro coche o casa hasta que aparecen las llaves, a nosotros tampoco.
Siempre me he preguntado aparte de la inevitable función de complemento la utilidad de vuestros bolsos. ¿De verdad es necesario llevar seis kilos de cosas de dudosa utilidad? Analicemos el contenido estándar de un bolso estándar de una mujer estándar:
Llaves de casa, monedero, tabaco, mechero, minibolsito con kit de pinturas, paraguas, otro mechero, copia de las llaves del coche, pinza del pelo, crema de manos, crema antiarrugas caducada, bolígrado, pintalabios, otro mechero, pañuelos, monedas sueltas, cualquier tipo de envoltorio con comida rápida light con sabor a chocolate, enganche de cortina que cogió de casa para cambiar en la tienda y quedó olvidado, juego de llaves originales del coche presuntamente perdidas, otro mechero, espejo, minibote de perfume, agenda llena de números de teléfono, libro pero nunca uno de una edición de bolsillo, amplio y variado surtido de fármacos, la mitad de ellos caducados y sin nombre legible y por supuesto decenas de pequeños objetos inservibles que fueron quedando entre los rincones en cada cambio de bolso...
Que conste que si a vosotras no os molesta estar media hora buscando el móvil cada vez que os llaman, o ante la puerta de vuestro coche o casa hasta que aparecen las llaves, a nosotros tampoco.
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